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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Se acerca el 2012 para el Segundo Congreso Continental de la CSA


2012: Congreso de la CSAPDFImprimirE-mail
Escrito por Agencia de Información Laboral ENS   
19/12/11
Rafael Freire: En la CSA queremos construir un sindicalismo de izquierda, democrático, pluralista y combativo


Recientemente estuvo de visita en Colombia Rafael Freire, Secretario de Política Económica y Desarrollo Sostenible de Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas (CSA), y la Agencia de Información Laboral habló con él.

Freire es de nacionalidad brasilera. La conversación con él giró en torno al rol de la CSA en el momento actual, el papel del sindicalismo (especialmente el latinoamericano) en el contexto de la crisis económica mundial, su visión del sindicalismo colombiano y el brasilero, entre otros temas:

En el contexto y las demandas de la crisis económica mundial, ¿qué papel juega el sindicalismo?

No es un escenario fácil. El reto es enorme porque el sindicalismo es uno de los principales afectados del modelo neoliberal y de su crisis. Hay que pensar que el sindicalismo del siglo XXI en términos del internacionalismo y con demandas que no son de la Guerra Fría sino del modelo neoliberal. Saltan varias preguntas: qué modelo se le contrapone; cómo y dónde se pueden construir alternativas a esta crisis; qué fuerzas políticas y sociales existen para contrarrestar lo que tenemos hoy en el planeta; cómo conformamos una potencia suficiente para salir de la crisis a favor de la democracia y de los pueblos, y especialmente de las y los trabajadores, y no solamente a favor del sistema financiero y las multinacionales. No es tarea fácil porque en Europa las democracias están enlazadas a favor de las grandes elites, las trasnacionales y el capital financiero, y hay una respuesta de derecha en muchos casos.

Y en América Latina, ¿cuál es el panorama?

Hoy en América Latina tenemos crisis pero la situación es más favorable. Hay gobiernos como los de Lula y Dilma en Brasil; en Uruguay con Tabaré Vásquez y después Mujica; en Argentina con Cristina; Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Humala en Perú, Funes en Salvador, Correa en Ecuador. O sea que hay un escenario político y condiciones para avanzar en la perspectiva de crear algo post neoliberal. Debemos mirar la riqueza que tenemos en nuestra región como una posibilidad: tenemos un mercado interno de 300 millones de personas, la mayor riqueza de biodiversidad, una importante cantidad de recursos energéticos, fuentes de agua y capacidad de producción de alimentos. El movimiento sindical tiene que ver que la salida de la crisis está en el combate a la pobreza, en la inclusión democrática de todos los sectores del pueblo, y la defensa del empleo formal, lo cual no sólo mejora la vida de las personas sino también nuestra capacidad sindical y aumenta nuestra fuerza. El movimiento sindical se tiene que posicionar de manera fuerte en el control del capital financiero, las inversiones y las multinacionales, de cualquier país. No se puede tener una inversión que entra por la mañana y sale por la tarde, a la manera de un casino financiero.

En ese contexto, ¿qué papel juega la CSA?

En la CSA queremos construir un sindicalismo de izquierda, democrático, pluralista, combativo, con incidencia real en la disputa del modelo económico y la salida de la crisis. Nuestra idea clara es la construcción de un desarrollo sostenible social y económicamente, sustentado ambientalmente, con el trabajo como el centro de ese modelo. Y en ese sentido opta por el camino más difícil: construir una unidad programática para tener un sindicalismo vivo y fuerte en esta parte del mundo. No es posible que Nicaragua tenga más de 30 centrales sindicales, y en el resto de Centroamérica haya 46 o más. Si el movimiento sindical permanece dividido y pulverizado, la energía se va a malgastar en la lucha interna y no va a servir para cambiar la correlación de fuerzas. Pero construir la unidad no significa tener una composición de hermanitos. No, el debate es duro, es difícil, no significa aceptarlo todo.

¿Cómo ve el sindicalismo colombiano?

Es un sindicalismo distinto al de otros países. Hay diferentes corrientes de pensamiento. Colombia atraviesa un momento político interesante y difícil, una situación de guerra durante mucho tiempo, de asesinatos de sindicalistas, que aún continúa. Es un sindicalismo que tiene que disputar mucho en el terreno político, independiente de su opción partidaria y su relación con el gobierno.

¿Ve posible en Colombia una única central sindical?

No creo que por ahora esa unidad se pueda dar. Creo, sí, que se pueden construir elementos de unidad y un programa con puntos mínimos para una acción unitaria. Porque la unidad orgánica requiere otras demandas, y un ambiente de extrema confianza, de un proyecto común de unidad. Si ahora nos enfrascamos en el debate sobre una única central, ese debate acaba en el primer minuto.

Cómo caracteriza el sindicalismo de Brasil, su país, con respecto al resto de América Latina. O en otras palabras: ¿qué le tenemos que aprender a Brasil?

No sé si podemos trasladar las realidades de un país a otro. A partir del gobierno de Lula, Brasil ha construido un proceso de diálogo social muy importante, y un modelo que va en dirección de construir una democracia más representativa y participativa. Todas las negociaciones salariales y colectivas consiguieron aumentos por encima de la inflación. Hay un proceso de participación directa de los trabajadores en la estructura de construcción de políticas públicas; hay un combate a la pobreza importante; hay formalización del trabajo: en el último año más de 16 millones de trabajadores accedieron a un empleo formal; hay un modelo de no privatización del Estado, y de fortalecimiento de la pequeña agricultura solidaria y familiar. En Brasil el 80% de los alimentos es producido por esa agricultura, no por la agroindustria. Y hay por parte de las centrales sindicales acciones unitarias frente al salario mínimo, que tuvo un aumento real en los últimos años, y acciones conjuntas en las movilizaciones nacionales. Las centrales sindicales saben que pueden apoyar unas políticas y ser independientes y autónomas del gobierno.

Es decir, el modelo brasilero no se entiende por fuera del aporte del sindicalismo.

Exacto. No se entiende sin la participación activa del sindicalismo.

En cuáles otros países destacaría el papel del sindicalismo.

En un país pequeño como Uruguay, que ha aprobado una ley laboral muy importante, hay un crecimiento del movimiento sindical y la participación de la central unitaria de ese país. En Argentina ha mejorado mucho la calidad de vida de los trabajadores frente a la crisis que vivió en 2001 y 2002. Es un país que ya no aplica políticas neoliberales. Podemos decir también que Bolivia, Ecuador y Venezuela intentan procesos de cambio importantes en medio de serios conflictos sociales. Humala en Perú ha abierto una interesante perspectiva de diálogo con las centrales sindicales. Está el Salvador con el presidente Mauricio Funes, que también tiene disposición de diálogo social con los sindicatos, y la creación de los territorios de progreso, que son políticas públicas para los sectores más pobres. Paraguay tiene una estructura social muy debilitada, una carga tributaria muy baja para el Estado: 14%. Pero el presidente Lugo ha abierto un proceso de cambio y de diálogo con los sindicatos.

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