Translate

domingo, 25 de enero de 2009

PUNTADAS CON NUDO No. 31 : UNA MIRADA CRÍTICA A LAS ONG

RESEÑA DE "LAS ONG EN LA GLOBALIZACIÓN", DE CARLOS GÓMEZ GIL
Una mirada crítica a las ONG
Por Clotilde Cuéllar Espejo
El libro expone al examen del público y al juicio crítico del lector el papel que están jugando las ONG en este mundo globalizado. Para facilitar semejante tarea, en la primera parte de su libro, Carlos Gómez Gil nos ofrece el marco donde estos nuevos actores, las ONG, operan, describiendo los cambios sustanciales que, desde la Segunda Guerra Mundial, se han producido en la gobernanza de los países y en la transnacional. La segunda parte entra de lleno en el fenómeno del “oenegeísmo” y del llamado Tercer Sector, preguntándose por la verdadera posición de éste respecto al mercado y al Estado. Termina la obra, a modo de recapitulación, lanzándonos el guante para empezar a reclamar una nueva ética en la actuación de las ONG.
Alegría nos debe causar el hecho de encontrar rigurosos trabajos como éste de Carlos Gómez Gil, impulsado por la Asociación Paz con Dignidad, cuyo sencillo título pone encima de la mesa un tema que, afortunadamente, ya está siendo abordado en cada vez más obras y artículos de personas vinculadas al mundo de lo social, pero que todavía no ha tenido eco entre el gran público, ése que, por cierto, con sus cuotas o con su tiempo libre contribuye a que muchas ONG salgan adelante.
¿Y cuál es ese tema? Pues el verdadero papel que están jugando las ONG en el proceso de globalización neoliberal, o dicho de otra manera, si hay coherencia entre lo que muchas de estas entidades preconizan de sí mismas y lo que realmente hacen, o los límites del sistema que en su labor social están dispuestas a transgredir. En palabras del propio autor: “La mayoría de ellas (las ONG) consideran suficiente incluir esta sigla como elemento único de definición, conscientes de que sobre la misma se han proyectado valores y principios muy variados como son una labor humanitaria, altruista, de carácter social y desinteresada, ajena a cualquier finalidad lucrativa o de negocio. Pero todo esto forma parte más del imaginario colectivo que de elementos generalizables a todas las ONG que actúan bajo esta denominación hoy día(...)" "Así, se ha ido construyendo una cierta visión naif sobre las ONG y el denominado Tercer Sector, asignándole todo tipo de virtudes y bondades muy alejadas de la realidad".
Para entender esa realidad, Gómez Gil empieza mostrándonos el contexto mundial en el que las ONG han nacido y evolucionado, y desde ahí plantea su hipótesis básica de trabajo: "determinar hasta qué punto las ONG son una respuesta al proceso de globalización, como habitualmente se afirma, o si por el contrario, se han convertido en un elemento más de la mundialización y la extensión de una sociedad neoliberal, siendo utilizadas para facilitar la implantación y el avance de este proceso por sus instituciones responsables, tanto en la esfera estatal y regional, como en el ámbito internacional y multilateral".
Los procesos de privatización, la competitividad, la desregulación del mercado, la acumulación de poder por parte de las grandes corporaciones industriales y financieras transnacionales, la complicidad política con el capital de las grandes instituciones multilaterales ha provocado el debilitamiento del tradicional Estado-nación, el afloramiento de “nuevas soberanías” en el marco de la gobernanza mundial y la pérdida inexorable de derechos sociales y de servicios públicos. Para paliar estas carencias, también por la vía de la privatización, el sistema capitalista ha visto en las ONG unos agentes privilegiados y las ha utilizado creando una especie de "neobeneficencia revestida de un cierto componente solidario".
Así "ha aparecido un mercado emergente de organizaciones que rivalizan entre sí por gestionar todo tipo de asuntos públicos" convirtiéndose en "agencias subsidiarias y precarizadas que tratan de mantener parcialmente bajo criterios de mínimos costes algunas de las anteriores funciones que tradicionalmente venían desarrollando los Estados. Esto ha provocado un proceso inevitable de institucionalización de las ONG, que han tenido que asumir las exigencias de los gobiernos para optar a sus recursos y gestionar sus servicios, renunciando a parcelas cada vez mayores de autonomía crítica y programática".
Nos alerta el autor que los mínimos costes también están teniendo consecuencias al interior de las propias organizaciones, produciéndose inaceptables paradojas como, por ejemplo, que estén compatibilizando discursos públicos de solidaridad y de justicia social con políticas internas basadas en la precarización de sus trabajadores o en la instrumentalización de su voluntariado. Esta alerta y otras más aparecen en el libro, pero siempre junto a las fortalezas reconocidas a estas organizaciones y que siguen ahí esperando ser utilizadas para corregir tales efectos perversos y evitar así "que la globalización acabe por fagocitarlas (a las ONG) y convertirlas en simples instrumentos de unas políticas neoliberales que utilizan para su propio provecho todo aquello que le es de utilidad".
En cuanto a la forma del libro, es de agradecer la cantidad de datos y fuentes contrastables citadas, que aportan a este trabajo el rigor de que hablábamos al principio. Y desde un plano más didáctico los veintiocho cuadros insertados a lo largo de los tres capítulos se consideran todo un acierto para facilitar la comprensión y la síntesis de ideas. Por último, creemos que el talante sereno o la normalidad desde la que el autor, colaborador habitual de diferentes organizaciones sociales, somete a análisis a las ONG, ofrece una visión optimista respecto a la posición en la sociedad que éstas podrían adoptar cara al futuro.
Normalidad que urge prescribir a grandes dosis para este sector, "el tercero", porque si es normal que la ciudadanía cuestione, debata, pida cuentas, "vigile" la actuación de las empresas, de los políticos, de sus Ayuntamientos, de los medios de comunicación, de los jueces, de sus gobernantes, de las instituciones multilaterales, etc, ¿por qué no va a ser normal que empecemos a hacer preguntas "adultas" a las ONG y a quienes ejercen la responsabilidad de su gestión? ¿Qué las legitima para seguir al margen del sano ejercicio del control ciudadano?. ¿Por qué no pedir más transparencia?
Deseable sería que las propias ONG se exijan a sí mismas "un mayor rigor en su actuación, una severa actitud crítica con las injusticias sociales y unas nuevas pautas éticas en su conducta, que sitúen al ser humano, a la persona, como el eje de sus actuaciones en una sociedad cambiante como la actual". He aquí el esperanzador mensaje para la acción que encierran estas páginas.

No hay comentarios: