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miércoles, 11 de febrero de 2009

PISANDO FUERTE No. 33 : Hoy es...el cumpleaños de papá

Pisando Fuerte No. 33: HOY ES... EL CUMPLEAÑOS DE PAPÁ
Por :Marcial Guillermo Pérez Herrera
Quizás no les llame la atención, porque soy de barro, insuflado de alma, por ello, debo escribir lo que me envían las señales de mi conciencia y subjetividad galopante. Y hoy, les quiero escribir sobre mi papá, GUILLERMO PÉREZ VARGAS, si, ciertamente, hoy cumpliría años, muchos, pero hubiera querido que los cumpliera de eternidad, para que esté conmigo, en mis soledades, en las noches de enésima ansiedad, en las alegrías y en las tristezas, en los jolgorios y en las extrañezas, del poniente al oriente del mundo de la vida misma, tan real , certera y fascinante, como fue la de el, mientras le latía el corazón, aquel que lo abandonó un día, pero que estoy seguro, hoy late vigoroso en las latidos de los que le quieren, le descienden de ancestro y lo añoran de todos los días.Guillermo, “El Chueco”, para los amigos de la infancia, de todos los lugares donde sus huellas quedaron indelebles, era de origen sureño, tacneño, de un lado, ariqueño, por otro, con los airecillos tarapaqueños en el lugar donde a sus progenitores, Serafina y Froilán, les toco permanecer, en esta agenda nunca fija, ni resuelta de la existencia. De pequeño, engreído hasta no más, por una madre llena de afecto y generosidad filial, dos hermanas, un padre aunque adusto, marino, el, mundano, pero querendón.
Estudiante del Colegio Alfonso Ugarte, que junto con el Guadalupe, eran los colegios ¡ya no ya! (léase lo mejor de la época), creador humilde y silencioso de lo que hoy es su insignia, becario (no pagante) de 17 para arriba, para conservar esa condición, hábil a más no poder, matemático, poeta, jugador endiablado del fútbol (si hasta le dio de comer en los momentos difíciles), hasta que, ese destino socarrón y pendenciero, le jugó una mala pasada, habiendo ingresado en el tablero de anuncios a la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea Peruana, luego de rigurosos y estrictos exámenes, cuando fue a matricularse, encontró a otro en su lugar, (el abuso, la prepotencia que tanto daño le hacen a los pueblos, a la dignidad de las personas) y se le quebró una parte sustancial de sus sueños primarios, pero, nada comparable para su sensibilidad, cuando se va de esta tierra, Serafina, la madre reverenciada, a la cual su afecto no le tenía limites, ni medida, el remanso a sus emociones y lágrimas de tristeza, se fue, y siempre fue para él , la nostalgia y el recuerdo permanente de la añoranza. Luego, el ejército, obligado por las circunstancias de una leva, agresiva y encimadota, además, ¡huy mamita!, se había declarado la ¡Guerra con Colombia!, otro fogonazo, otra cortina de humo siniestra, de la época, menos refinada que las de ahora, pero igual de sinvergüenza y cínica, alentando chovinismos y nacionalismos, para sólo encubrir los más nefastos intereses de oligarcas de cuello y corbata. Pero saben , el ejército , al final, le sentó bien durante , esos dos largos años, era Dragón de caballería, Escolta del Presidente de la República, casi un oficial, pues al saber leer, escribir, manejar las antiguas máquinas Rémington, suscribía documentos, firmaba por los oficiales de turno y..encima, comía bastante bien, nada mal, para esos tiempos, agréguele, esa indumentaria afrancesada, que le traía muchos éxitos con las damas y muchas fotos “para el recuerdo” de furtivas admiradoras. Lo quisieron reclutar para la Escuela del Ejército, para ver si algún día era General, pero nada de nada,¡hasta aquí nomás …!, a lo Forrest Gump, después que se cansó de correr sin descanso.Luego vino, la vida del trabajador, del joven con talentos musicales, hasta el clímax, de formar un ataviado y sandunguero Conjunto de Son Cubano, y allí, venían las ganancias (en esa época no habían fonógrafos, ni DVD, ni esas monsergas del modernismo), los buenos y entrañables amigos, los colegas de eventual profesión y muy agradables y refinadas compañías.Todo iba por ese camino de cierto glamour popular, de dicharacheras noches y días de plenilunio adelantado, hasta que apareció HERMINIA la casi adolescente, versus un recorrido mocetón de cerca de 26 años y el mundo cambió, vino el amor más pleno y hermoso, que estos mis ojos alcanzaron de ver, que no s e acabó aún ni con la partida de Guillermo, que perdura hoy, en cada gesto, suspiro, y buen recuerdo de mamá , un amanecer permanente que nunca acabará, que seguirá cual estela constelar, a través de este transcurrir cósmico, que no tiene término, cuasi inmortal.Nací, el jugaba un duro partido de fútbol, representando a la Fábrica que le daba empleo, y se vino volando, con diploma y medalla en mano, porque justo, habían campeonado en el susodicho evento, para ver al fruto de tan tierno cariño. Mi madre, me comentó años después, que sus lágrimas de felicidad, brotaron incesantes, plenas, y sobre la marcha, aquel blasón de simbólico esfuerzo, me la puso en el delicado cuerpo, que me había tocado en posesión. ¡Esa era el!Me acompaño, junto a la justeza y fruición de mamá, en las cuatro prematuras operaciones quirúrgicas, que me toco afrontar en mis cortos primeros 4 años, ¡cosas de la genética!. Ningún paso atrás, siempre dilecto y luchador, compasivo y consecuente, al lado mio y de mi querido Roberto, mi hermano menor, jugando, bromeando, como niños, como hermanos, y dando el beso, la caricia, el abrazo de maravillosa medicina espiritual, cuando nos abrumaban las presiones de un mundo, que no alcanzábamos a comprender, de injusticias que no podíamos digerir, de sinrazones que nunca aceptamos y que él, nunca las disuadió.Sus ojos brillaron, como nunca,lo había visto antes, cuando llegó el nieto, el hijo que engendré, como regalo de una bella mujer, compañera, hermana y amiga, que papá, la aprendió a querer hasta convertirla en la hija que el oráculo de los dilemas no le trajo.
Protector, benevolente, aparentemente drástico, pero como siempre digo, un pan de dulce manjar en lugar de corazón, aquel , que de tanto querer, sentir y vivir, lo traicionó años más tarde, hasta abandonarlo y quitarle el soplo de existencia vital.Guillermo, mi papá, obrero emprendedor, fraterno hasta no más, cantante, guitarrista de los eximios, sin marquesinas, ni alojamientos costoso, pero con un público vitoreante, de fraterna humanidad, que jamás dejará de recordarlo. Diseñador talentoso del vidrio y el cristal, que de básica envergadura, era convertido con su arte, con sus manos y frondosa imaginación, en las más dilectas piezas de la ciudad, seguramente poblando las más encendidas y exclusivas mesas, pero, como fue siempre su voluntad llegando a los tableros del hogar, del obrero, del proletario simple, honrado y sencillo de la urbe, pues no olvidemos que él, también supo sentir la impiedad de los que explotaban, espaldas y pulmones , por eso también fue dirigente sindical, defensor impertérrito de las causas justas y de los derechos de las personas, insisto ¡Así era él, Guillermo, el papá que siempre quise, el que querré, seguramente, más allá de las fronteras de la física y la alquimia que nos hace mortales, con quien quizás, ojalá así sea, me encontraré con su garbo y querida figura, en aquellos mágicos, misteriosos y siempre inquietantes anillos del etéreo cósmico, tal vez, para esperarlo, con una mezcla de preocupación, angustia y particular ansiedad, cuando no llegaba, por lo avanzado de la hora, y cuando lo veía venir , descendiendo del vehículo que lo traía, saltando de frenesí por su aparición rítmica y bonachona. Cuando al irse, casi cuando rayaba el amanecer a la Fábrica, me daba un beso en la frente, me aligeraba los cabellos con singular ternura y se perdía luego en el horizonte, con aquella guerrera y cumplidora bicicleta, que lo acompañaba en su trajinar laboral, que lo mantenía alerta, fuerte y de buen talante, a pesas que la faena realizaba, vaya que era de las duras, pues trabajar con más de 100 grados de temperatura en aquellos hornos, era, de verdad, cosa de gente con coraje, de una fuerza recia de trabajo, que se veía aligerada, con la esperanza de llevar el pan a la casa, de vernos sonreir, de vernos estudiar, de vernos solazarnos con el juguete de sorpresa inigualable, en las navidades, o el cuaderno, el libro, que el con tanto entusiasmo nos traía
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Saben, probablemente este blog, este espacio, esta cuadratura de formalidad gráfica, me quedarían, muy cortas, por lo que todavía tengo que escribir de papá, pero, por ahora, en su día, en este contacto de estrellado cielo, de extraordinaria presencia, aún en la inmensidad de lo inexplicable, quiero parar, para elevar , cual simbólico ritual, mi copa de cristal, como el las hacia realidad, a través de su bondad artística, de su ingeniería de almas, para decirle ¡Salud!, por lo que me supiste dar, ¡Salud! por lo que eres para mi, la continuidad sin final, de una bella historia de afecto y cristalina humanidad.
Publicado por MARCIAL GUILLERMO PEREZ HERRERA en
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