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viernes, 16 de octubre de 2009

PUNTADAS CON NUDO No.71 : LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA


LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA
Por Antonio Luna Neyra
Desde mi adolescencia y durante más de 30 años, vengo escuchando y leyendo fogosos y radicales discursos provenientes de las distintas canteras marxistas, ofreciendo salidas y propuestas de solución a los problemas del país que nunca llegaron a cumplir. Unos proponiendo reformas radicales y otros embarcándose en aventuras violentistas.
El fracaso de IU y los grupos alzados en armas, fueron los resultados más emblemáticos y desastrosos de esas alucinantes elucubraciones teóricas y prácticas equivocadas, desfasadas de la realidad y divorciadas del deseo de las masas.
Sin embargo, para muchos que simpatizamos con el Socialismo, el fracaso de esas fórmulas políticas planteadas en nombre del Socialismo, no ha mellado para nada nuestras convicciones socialistas, porque comprendemos que lo que falló en estos proyectos políticos no fueron las Matemáticas sino los profesores de matemáticas que no supieron sumar ni restar y querían que los alumnos aprendan a cocachos.
Esa experiencia nos ha enseñado, otra vez, que para triunfar políticamente no es necesario contar con una vanguardia iluminada que maneje un discurso radicaloide y muestre una alta dosis de entusiasmo y valentía, sin tomar en cuenta las condiciones concretas de la lucha de clases, sus correlaciones de fuerzas y sus tendencias fundamentales, creyendo seguramente que es más revolucionario el que es más radical y no el que es más realista y más consecuente con sus propuestas, y que cualquier momento puede ser bueno para aplicar sus dogmáticas recetas.
Demostrando no haber aprendido la lección, éstos mismos teóricos que dirigieron mal la lucha popular y llevaron a las masas y a sus organizaciones populares al fracaso y casi liquidación, reaparecen ahora cada uno desde sus propios feudos políticos y sin una pisca de arrepentimiento ni autocrítica, para intentar nuevamente imponer sus estrategias de clisé, producto de la imaginación y el empirismo, para, según ellos, sacar a nuestro país de la miseria, el atraso y la dependencia en que se encuentra.
Basta comprobar el estado actual en que se encuentra el campo enemigo y el nuestro, para darnos cuenta que, hoy, más que nunca, una salida “revolucionaria y estratégica” a los problemas del país, como plantean algunos desubicados marxistas, es un sueño de opio, una quimera tanto o más irreal e imposible de conseguir como la que IU en los 80 y 90 y los grupos alzados en armas en los 60 y los 80 se propusieron alcanzar.
En aquéllas épocas, por lo menos en los 80, la izquierda socialista peruana era la segunda fuerza política en el país después de la socialdemocracia aprista y existía el bloque socialista internacional liderado por la URSS que disputaba de igual a igual el mercado y la hegemonía mundial a los EE.UU, que hoy ya no existe. El imperialismo Unipolar, a quien muchos obtusos le diagnosticaron su pronto fallecimiento, fue capaz, como muchas veces lo advirtió Lenin, no solo de socavar y traerse abajo -después de una larga y ardua lucha ideológica y política por la restauración capitalista- a la primera potencia socialista y a la amplia mayoría de países socialistas, sino además pudo poner en neutro a China, inventar la globalización e imponer en todos los países el neoliberalismo, la política de los grandes monopolios
.
Hoy, a pesar de la severa crisis financiera internacional que ha remecido los cimientos de las grandes potencias capitalistas y la creciente profundizació n de sus contradicciones interimperialistas en este mundo Multipolar, el imperialismo sigue demostrando que no es ningún tigre de papel ni un adversario fácil de derrotar y, menos aún, por pueblos y naciones que lamentablemente se encuentran en medio del atraso político, de la fragilidad ideológica y de su mayor dispersión orgánica.
La sabiduría de los pueblos de América Latina, sin embargo, ha hecho que, luego de la debacle socialista soviética -anunciada por Mao desde 1964- y la caída del muro de Berlín a fines de los 80 y tras el banquete capitalista neoliberal de las últimas décadas, surjan movimientos y gobiernos antiimperialistas, nacionalistas y democráticos orientados hacia el Socialismo, decididos a enfrentar al imperialismo y sus socios menores y dispuestos a solucionar los problemas más álgidos e inmediatos de sus pueblos.
Alternativa concreta y viable que el Partido Nacionalista, el Movimiento Tierra y Libertad y otras agrupaciones de la izquierda peruana vienen recogiendo del sentir popular y extrayendo de las tendencias de las masas hacia su unidad, la democracia, la defensa de la Soberanía, los derechos humanos y el medio ambiente.
Esta es la tarea concreta que tiene la izquierda: construir su unidad más amplia y con la mayor democracia posible sobre la base de un programa de gobierno de transformació n del país a favor de los trabajadores y el pueblo. Aquí hay que concentrar nuestra principal atención y energías, dejando en libertad que cada fuerza política siga desarrollando sus propias teorías y cálculos políticos del futuro. La izquierda marxista tiene aquí la mejor oportunidad para rectificarse y aunarse a este torrente unitario, antiimperialista, democrático y popular.

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